La supervivencia de los hijos del Sol está cada vez más amenazada. Pero no son las armas de los conquistadores lo que está marcando el fin del imperio inca, sino el oro; para el rey Atahualpa y sus súbditos es sólo un metal dúctil y bello, pero para los españoles se ha convertido en la principal razón por la que luchar. Así, los conquistadores de Francisco Pizarro imponen su lógica de fuerza y de dominio: secuestran al emperador inca y como rescate piden grandes cantidades del metal precioso. Después, lo acusan injustamente de traición, tras lo cual es asesinado. Le sucede Manco, que cree posible alcanzar la paz entre su gente y los hombres blancos, gracias al discurso de Anamaya, de la cual el nuevo soberano se enamora. Sin embargo, la esperanza de ambos se desvanece cuando los invasores vuelvan a demostrar su crueldad imponiendo el catolicismo al pueblo inca. Los presagios de una lucha sangrienta son cada vez más reales. ¿Conseguirá Anamaya salvar su relación con Gabriel, el joven conquistador, envuelta en una profunda espiral de odio y violencia?